CAPÍTULO LVII

LA MESA DEL ABAD

 

1 Reciba siempre el abad en su mesa a huéspedes y peregrinos. 2 Cuando los huéspedes sean pocos, puede llamar a los hermanos que él quiera; 3 pero procure dejar uno o dos ancianos con los hermanos, para que mantengan la disciplina.

 

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