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SIGUIENDO EL CAMINO
DE SAN BENITO EN CHILE
El camino benedictino...
El monacato benedictino tiene una existencia más que milenaria
en la vida de la Iglesia pues su nacimiento se remonta al tiempo
del mismo San Benito, a quien considera su fundador. Su presencia
en Chile, en cambio, data sólo de comienzos del siglo
XX.
En el año 1920 un grupo de monjes procedentes de la Abadía
de Samos (España), fundan en Viña del Mar el primer
monasterio de monjes benedictinos en nuestro país, que
más tarde será el Monasterio
de San Benito de Llíu- Llíu, cerca de Limache.
En 1938 la Abadía de Quarr (Inglaterra), de la Congregación
de Solesmes, mandará también un grupo de monjes
a fundar en las afueras de Santiago, dando así origen
al actual Monasterio
de La Santísima Trinidad de las Condes.
En 1983 llegan, procedentes de la Abadía de San Pelayo
de Oviedo (España), las primeras monjas benedictinas para
fundar en Chile el Monasterio
de la Asunción de Santa María Virgen, en
la localidad de Mendoza de Rengo.
Cinco años más tarde, la Abadía de Santa
María Madre de la Iglesia (Uruguay), incrementará
la presencia de monjas benedictinas en nuestro país fundando
el Monasterio de
Santa María de Rautén, cerca de Quillota.
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El Camino Cisterciense y Cisterciense s. o.(Trapense)
En el siglo XII brota del tronco de la vida benedictina
una nueva familia monástica conocida hasta el día de hoy
con el nombre de cistercienses por su identificación con la Abadía
de Cîteaux
(o Císter) localizada en Francia. Por el color de su hábito
se los conocerá como los monjes blancos para distinguirlos de los
benedictinos que vestían hábito negro. Se regirán
también por la Regla de San Benito acentuando un estilo de sencillez, trabajo
manual y gozosa
amistad. San Bernardo, abad de Claraval (1115-1153) y doctor de
la Iglesia, además de representar el período de mayor crecimiento
de esta Orden, la marcó profundamente en su espiritualidad de "escuela
de caridad". Los primeros monjes trapenses llegaron a Chile en el año 1960, procedentes de la Abadía de Spencer (U.S.A.), fundando el actual Monasterio de Santa María de Miraflores, cerca de Rancagua.
Las monjas lo harán en 1981, procedentes de la Abadía Nuestra
Señora de San José en Vitorchiano (Italia), fundando el
Monasterio de Nuestra Señora de Quilvo, cerca de Curicó. El año 2000 llegaron los monjes brasileños provenientes de la Abadía de San Bernardo, en San Paulo, fundando el Monasterio Cisterciense Santa María de Chada, en la diócesis de San Bernardo.
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