CAPÍTULO LX

LOS SACERDOTES QUE QUIEREN VIVIR EN EL MONASTERIO

 

1 Si algún sacerdote pide ser admitido en el monasterio, no se lo acepte demasiado pronto. 2 Pero si insiste firmemente en este pedido, sepa que tendrá que observar toda la disciplina de esta Regla, 3 y que no se le mitigará nada, para que se cumpla lo que está escrito: "Amigo, )a qué has venido?" (Mt 26,50).

4 Permítasele, sin embargo, colocarse después del abad, y si éste se lo concede, puede bendecir y celebrar la Misa. 5 En caso contrario, de ningún modo se atreva a hacerlo, sabiendo que está sometido a la disciplina regular; antes bien, dé a todos ejemplos de humildad.

6 Si se trata de ocupar un cargo en el monasterio, o de cualquier otra cosa, 7 ocupe el lugar que le corresponde por su entrada al monasterio, y no el que se le concedió en atención al sacerdocio.

8 Si algún clérigo, animado del mismo deseo, quiere incorporarse al monasterio, colóqueselo en un lugar intermedio, 9 con tal que prometa también observar la Regla y la propia estabilidad.

 

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