EL “CREDO” DE QUILV0
NACIDO DE LA FE Y DE LA ORACIÓN DE LA COMUNIDAD



Yo creo en Quilvo,
Iglesia bendita,

tierra de pobres llamados a la vida,
tierra de pecadores empapados de misericordia.

Yo creo en Quilvo,
Iglesia del milagro,
donde la Palabra funde nuestras existencias,
donde el Sí repetido se hace Eucaristía,
donde errores y pecados - ofrecidos y perdonados –
forman el tejido de la encarnación.

Yo creo en Quilvo,
Iglesia orante,
donde la oración fluye
de manos acostumbradas al trabajo
y de corazones abiertos a la vida;
donde la fe desnuda
se hace servicio y humilde adoración.

Yo creo en Quilvo,
Iglesia de Jesús,
viva por su Vida,
modelada de la nada por su mano providente.

Yo creo en Quilvo,
Iglesia peregrina,
punto vivo entre asombro e imposible,
firmemente tomada de la mano
por María,
silenciosa guía, presente en nuestro caminar.

Yo creo en Quilvo,
lugar del crecimiento,
que devuelve las ganas de vivir
y engendra fidelidad.
Iglesia del riesgo
que espera paciente el cumplimiento,
verde remanso
para los pies cansados de muchos.

Yo creo en Quilvo,
que transpira belleza
en las líneas de la casa,
en el perfil de los Andes
en el murmullo del río.

Yo creo en Quilvo,
que transpira hermosura
en las caras pulidas por el dolor,
esculpidas por la paz,
orientadas hacia la luz,
y descubre al corazón
“al más bello entre los hombres”.

Yo creo en el mañana de Quilvo,
Porque Quilvo
Descansa en las manos de Dios
Y Él guía el acontecer del hoy y del mañana.

Sí, yo creo en Quilvo,
Yo amo a Quilvo,
Cara de Cristo
Hecha de barro y Espíritu Santo.